El pasado 25 de mayo se hizo pública la primera sentencia del caso Gürtel que afecta a un importante entramado de cargos públicos del PP con relevantes condenas a implicados como Correa (jefe de la trama) y el ex tesorero Bárcenas. Ambos han entrado a la cárcel condenados a 50 y 33 años respectivamente. Pero lo más relevante ha sido la condena al Partido Popular como persona jurídica por enriquecimiento ilícito, algo de lo que el gobierno Rajoy quitó hierro. Pues bien, pocos días después el PSOE registró una moción de censura que se tradujo ayer viernes en la destitución de Mariano Rajoy el cese de todo el Gobierno, accediendo Pedro Sánchez a la presidencia por primera vez en la historia de la democracia usando tal instrumento.
Lo más relevante, aparte de la primera vez que sucede esto, es que Sánchez no ha vacilado en contar con el apoyo de toda la banda de separatistas, incluyendo los golpistas ERC y PDeCaT (la antigua y corrupta CiU), los amigos de los etarras de BILDU y el PNV, que a última hora ha traicionado al PP después de haberles aprobado su Cuponazo. Y es que si el PP creía que tenía comprados a los nacionalistas vascos, ha resultado ser al revés.
El debate en sí deparó muchas sorpresas en relación a la dirección que tomó. Y es que dió la impresión de que era una moción de censura contra Albert Rivera y Ciudadanos. Todos, todos, criticaron al líder naranja y hasta sus críticas fueron más duras que contra Rajoy. Así, de la manera más impresentable, Pedro Sánchez acusó a Rivera de estar más interesado en que continuase Rajoy para desgastarlo, ensayar en el espejo su discurso y toda una retahíla de desprecios al único que le propuso un pacto real de investidura en el año 2016. También fue especialmente duro Hernando del PP, acusándole de deslealtad, inventándose que es culpa suya el éxito de la moción y echando en cara que Arrimadas no se presentase como candidata en Cataluña cuando realmente no sumaban las cifras para ser presidenta. En fin, todo absolutamente mentira, con la intención real de hacer daño a Ciudadanos y recuperar la confianza perdida. De Podemos e independentistas, nos podemos imaginar que no recibimos caricias ni mucho menos. Pero les unía a todos los anteriores la preocupación por el ascenso de Ciudadanos en las encuestas.
Ciudadanos no bajó al barro que se habían sumido PP y PSOE. Su postura era clara y sin duda alguna: no apoyaba la moción de censura y lo más sensato era irse a urnas y que los españoles decidieran. Tampoco era cuestión de mantener a Rajoy después de no hacer absolutamente NADA contra la corrupción en su propio partido y tanto en el caso Gürtel como Bárcenas. Realmente llamativo resulta el caso de Eduardo Zaplana, ex presidente de la Generalitat Valenciana y ex ministro con Aznar, que ha entrado en la cárcel y en el PP le han dado de baja de todo, han enterrado todo recuerdo de él y hasta han llegado a extender el bulo de era de Ciudadanos.
No cabe duda que la mejor carta de Ciudadanos eran las elecciones anticipadas, que no obstante deberán de llegar pronto. Pero el hecho de que haya sido tan duramente criticado por los grandes partidos es debido a su miedo por restarles cuotas de poder en el escenario multipartidista dibujado desde 2015. El PSOE ahora tendrá la oportunidad de recuperar el protagonismo en la izquierda y también seguirá la estrategia de dividir a PP y Ciudadanos, dado que por ejemplo reveló una conversación privada en la que presuntamente Rivera le aseguraba que iba a desestabilizar al Gobierno del PP. Realmente rastrero por parte de Sánchez.
Pero los problemas para este gobierno nuevo residen en los que le sustentan. Y es que, cuando apenas ni tan siquiera ha echado a andar tras la toma hoy de posesión, en el Senado ya han vetado los presupuestos para 2018 que fueron aprobados hace unas semanas por el Congreso de los Diputados todos los socios que apoyaron la moción de censura. Será cuestión de que el PP, que tiene mayoría en esa cámara, impida ello y los presupuestos sean aprobados porque sí o haga una jugada maestra: rechazarlos por veto a la totalidad y devolverlos al Congreso para que Sánchez tenga que negociar unos nuevos presupuestos con toda la banda de independentistas.
Y los obstáculos no quedan ahí, dado que desde el PSOE ha afirmado que su gobierno será íntegro de socialistas, circunstancia que no ha gustado nada en Podemos. Precisamente, una de las razones que explotaron la propuesta de acuerdo con Podemos a primeros de 2016 fue la exigencia de la mitad de ministerios. Ante esa negativa, cargos importantes de la formación de Iglesias han declarado que permanecerán en la oposición al PSOE. Así que otro escollo más que tendrá que lidiar Sánchez al tener a una izquierda que va a ser todo menos condescendiente.
En Cataluña, los representantes del régimen nacionalfascista capitaneado por Quim Torra no tardarán en exigir como mínimo la liberación de los "presos políticos", como ha insinuado Gabriel Rufían. Es decir, promoviendo saltarse la separación de poderes en toda regla. Pero hay una cuestión más importante que es ese reconocimiento de la imaginaria república de Cataluña o la probabilidad de lanzar un referéndum secesionista autorizado por esos mismos 180 diputados que han aprobado la moción de censura a Rajoy. Aún así, ya veremos cómo sostiene el fugado Puigdemont su discurso vacío de que España es un Estado autoritario y fascista cuando su partido sostiene al inminente Gobierno. Por otra parte, BILDU, primos hermanos de los anteriores, también asomó la patita y dejaron claro que su única intención es desestabilizar la Constitución de 1978.
Y es que... ¿cómo se puede gobernar con 85 diputados? Cuando el ansia de poder es grande, cuando no importa ni un pito España, cuando no paras de perder elecciones y empeorar el resultado mínimo histórico, cuando no te quieren ni en tu propio partido, cuando cualquier cosa vale con tal de recuperar protagonismo... las consecuencias de tus actos y decisiones son etéreas en la conciencia. Aquí enlazo un zasca que desde mi propia cuenta de Twitter le endosé a este hipócrita que tenemos por Presidente y que sumó 27 retweets y 75 me gustas.
Lo que se debe hacer y muy pronto es convocar elecciones. Lo que se debería haber hecho ya. No podemos descartar que si Sánchez comienza con piedras en los zapatos no sería descabellado que termine convocando elecciones. Será entonces el momento en que, con sumo placer, podamos ponerle de patitas en la calle y el PSOE quede relegado a la irrelevancia, que es lo único que merece.
Para terminar, comparto este vídeo que debería de ser escuchado por todos los españoles, para que sepan las contradicciones a que puede llegar el PSOE. ¿O debería decir PSO?
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