En su sempiterno intento de emular al malvado visir Iznogud, que soñaba con ser califa en lugar del califa, Pablo Iglesias ha presentado a través de su grupo parlamentario de Podemos una moción de censura contra Rajoy y el PP. Así sin prácticamente contar con nadie, justo en el momento en que el PSOE se encuentra descabezado y aún sin elegir a su secretario/a general. Pero qué casualidad que será precisamente este domingo 21 de mayo. Justo dos días después del registro de la moción y un día posterior a una manifestación convocada por este grupo con el lema de "hay que echarlos".
En primero de Ciencias Políticas, entre otras cosas, nos enseñan que las mociones de censura (al menos a nivel estatal) tienen por objetivo fundamental la promoción del candidato alternativo y no realmente sustituir al existente. Por su naturaleza constructiva, el presidente del gobierno pasa a un plano secundario, dado que se trata de una especie de debate y votación de investidura del nuevo que se postula. Ellos juegan con que "o nosotros, o corrupción", al mismo tiempo que llamar "trama" a todo lo que no les baile el agua. Metiendo en el mismo saco a PP, PSOE y C's que suman más de 16 millones de españoles y que no le dieron el voto a este chivo loco que ansía el poder. Sin embargo, su primer objetivo es terminar de cargarse al PSOE como fuerza en la izquierda, dado que si no es así en la puñetera vida van a gobernar España.
Lo más gracioso es que lo votaron entre sus propios afiliados y tan sólo votaron el 18% de los inscritos. Lo que en cifras se traduce en menos de 87 mil personas. Y se atreven a decir que esta es una moción de censura de la gente contra el PP. ¿La gente? Es absurdo su continuo recurso a esa neolengua inventada que se termina traduciendo en un narcisismo y una autoproclamación de salvadores del pueblo. Las puntas de lanza del populismo, ni más ni menos. Como ese logo que han sacado para ponerse en los perfiles de redes sociales a modo de chapa.
Recordando algunas experiencias anteriores de mociones de censura, tenemos por ejemplo la de Felipe González contra la UCD y Adolfo Suárez o la de Hernández Mancha contra el primero. Estas dos tuvieron un resultado dispar, puesto que la primera relanzó al histórico socialista y la segundo hundió al sustituto de Manual Fraga. Posteriormente hubo otra contra González y en la que se presentaba Aznar. Pero claro, a pesar de que IU estaba a favor de echar al presidente sabía que al mismo tiempo estaba votando a Aznar y no quería.
Y es que, como ya he mencionado, la regulación constructiva de la moción de censura encuentra su principal escollo en ponerse de acuerdo para elegir un sustituto. Eso es lo que a Podemos no le entra en la cabeza. No se quieren enterar que no todo es blanco o negro. Que muchos de los que no queremos a Rajoy tampoco queremos a ese pequeño dictador amigo de los chavistas, presos etarras y separatistas, defensor de la inmigración ilegal y masiva y enemigo de la libertad de expresión de los medios, de la economía de mercado y de los que no claudican ante las dictaduras que les han financiado. ¿Que no? Pues que revisen sentencias judiciales recientes. No pueden desmontar que les hayan pagado desde Venezuela porque NO tienen pruebas, hechos que sí existen para afirmarlo.
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