El pasado miércoles por la tarde, escasos días después de las elecciones gallegas y vascas que marcaron una continuidad en los vencedores y un retroceso importante del PSOE y C's, hasta 17 miembros de la Ejecutiva del partido socialista presentaban su dimisión para forzar el cese como secretario general de Pedro Sánchez. El que fuera elegido tras las elecciones europeas de 2014 venciendo con sus votos de la militancia a los obtenidos por Madina y Pérez Tapias, había convocado un congreso para mañana mismo. Pero, sorprendentemente, una buena parte de la Ejecutiva ha recurrido a los estatutos que favorecen el cese automático del secretario general cuando se produce una dimisión de la mitad de sus componentes. Aunque hay dudas respecto al número y que realmente serían 35 los miembros. Entre ellos se encuentran pesos pesados como Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, Carme Chacón y Tomás Gómez. Todos ellos, al parecer, simpatizan con el entorno de Susana Díaz, que se ofrece para poner una solución aunque no necesariamente en su persona directamente.
Ante todo, me parece una decisión bastante inapropiada por la enorme inmediatez termporal del Congreso socialista, si bien los Estatutos del partido la legitiman. Por lo que, aunque revestida de cierto indecoro no es un "golpe de estado" como han interpretado algunos cargos socialistas como Pérez Tapias. Pero también de... Podemos. Después de que le hayan denostado a Pedro Sánchez como el chico de las preferentes, de incluirlo en la denominación de "casta", de haberle toreado exigiendo ministerios sin ni tan siquiera sentarse a negociar, de haber votado en dos ocasiones un NO como un castillo a su investidura (sólo porque no podían intervenir el gobierno)... ¿Ahora sí, verdad? Es un ejemplo más de la enorme hipocresía de Pablo Iglesias y Podemos. Ahora, su estrategia de convertir en mártir a Sánchez esconde su molestia por la imposibilidad teórica de poder pactar con el PSOE. Dado que el sector de Susana Díaz es contrario a ello.
Felipe González ya lo advirtió la misma mañana del suceso. Él esperaba que Sánchez se abstuviera en segunda votación porque al parecer así se lo transmitió, pero no lo hizo. Es por eso por lo que declaró sentirse engañado. Y es que el PSOE va de fracaso en fracaso cuando parecía que había tocado su suelo con Rubalcaba en 2011 y sus 110 escaños. Igual que los de la famosa señal de tráfico que Zapatero se sacó de la manga en su momento como máxima velocidad permitida en las autovías. En las elecciones generales de 2015 cayó el PSOE a 90 diputados con un Podemos fulgurante. En la repetición de los comicios en junio de 2016 ha seguido disminuyendo con 85 y si ya era difícil pactar antes, peor lo es ahora. Y estaba dispuesto a negociar incluso con los separatistas catalanes y vascos. ¿En serio es posible una alternativa de gobierno semejante? Un gobierno Frankenstein con un PSOE de sólo 85 diputados, con Podemos, ECP, En Marea, Compromís, IU, CDC, ERC y hasta Bildu no tiene estabilidad ninguna. Eso no puede ser bueno para España NUNCA. Y, por si fuera poco este bloqueo institucional, nuevos fracasos en Galicia y Euskadi con ascensos de las marcas de Podemos e incluso del PP. Normal que Podemos quiera que siga Sánchez, si lo que ha favorecido es engordar sus éxitos electorales o cuando menos mantener su número de escaños en las generales de 2016.
Por tanto, lo que está detrás de este cese no es darle el poder al PP porque sí. Esa es la interpretación cuñadil que se está dando. No es posible una alternativa estable y constructiva en el panorama actual. Es más, creen que existe una mayoría de izquierdas representada en el Congreso de los Diputados cuando realmente NO ES ASÍ. Repetir las elecciones sólo ha provocado que el PP recuperase fuerzas y los demás cayesen. Lo que le conviene a España es aprovechar que el PP no tiene mayoría absoluta y que estaría maniatado por la oposición durante al menos 2 ó 3 años. En la que, ante todo, debe de resolverse el problema territorial y el encaje constitucional de las demandas de las regiones nacionalistas, sin poner en riesgo la unidad de España pero sí modernizando el modelo del Estado Autonómico con un carácter asimétrico. Porque ese es el tema que más está contribuyendo al bloqueo por no poner soluciones sobre la mesa, en vez de un referéndum que no sirve para nada. Sería una legislatura corta quizá (o no) pero en la que seguro que se le arrancarían muchas cosas y apoyando reformas por la oposición. Y encima sin el handicap de quemarse por estar en el gobierno, cosa que sin duda haría el PP y eso favorecería a todos: a PSOE, Podemos y Ciudadanos que se recuperarían. Pero no, parece que los EGOS dominan por encima de ello y especialmente en el caso de Pablo Iglesias y compañía.
En definitiva, la guerra en el seno del PSOE está abierta y los partidarios de deponer a Sánchez son fundamentalmente los históricos. Como Rodríguez Ibarra, Bono o incluso Rubalcaba. Como más recientes está Madina. En la Región de Murcia, por ejemplo la vicealcaldesa de Cartagena. También están los ex ministros que han aprovechado para disparar a quemarropa, como la nefasta ministra de la Vivienda Maria Antonia Trujillo. A favor de Sánchez está por ejemplo el ex presidente del Congreso Patxi López, que era un cadáver político hasta que el candidato socialista tuvo la deferencia de proponerlo en este honrado cargo. O César Luena, el secretario de la Rioja. En la Región de Murcia, la familia González Tovar. Veremos qué sucede mañana en el Congreso, si afloran los cuchillos o se llega a algún acuerdo para que Sánchez continúe. Si es que sí, perjudicará a Podemos porque su imagen tan denostada de líder se habrá revalorizado. Si es que no, justo lo contrario. Al PP posiblemente le de igual, ya que seguirá disfrutando como lo lleva haciendo.