miércoles, 4 de mayo de 2016

A repetir se ha dicho

Ayer se cumplió el plazo máximo establecido por la Constitución Española para la investidura de un nuevo presidente del Gobierno tras las elecciones. Concretamente dos meses desde la primera de las votaciones de investidura. Al no existir ningún candidato que al menos no obtuviese una mayoría absoluta en contra de su nombramiento, por primera vez en la historia democrática de España deben de repetirse las elecciones después de cuatro meses de negociaciones, idas y venidas y situaciones en que unos más que otros han quedado retratados. El caso es que tras el puzzle obtenido el 20-D ya se podía imaginar un escenario de ingobernabilidad tremenda. Pero, repito, unos más que otros han convertido la situación en imposible de establecer acuerdos. Así que el próximo día 26 de junio tenemos una nueva cita en las urnas, con más calorcito que el frío 20 de diciembre. El mes que viene, en definitiva.

El PP, con Mariano Rajoy, optó por una estrategia victimista. Había ganado las elecciones, pero habiendo perdido más de 50 diputados y en un contexto interno de elevada corrupción. Su estrategia fue apartarse de la investidura inicial y "cargarle el mochuelo" al PSOE, para al mismo tiempo intentar convencerle de la manzana envenenada de la "gran coalición". Pero tampoco faltaron las críticas a Ciudadanos, precisamente de pactar con quien ellos también querían hacerlo. Pero el caso es que el PP quería presidir el gobierno caiga quien caiga, a pesar de que no tuviera el valor de coger las riendas de las negociaciones. Su iniciativa fue nula. Y desde el primer momento en el seno popular pidieron a gritos una reválida para recuperar gran parte de los votos perdidos.

El PSOE, con Pedro Sánchez, ha intentado formar gobierno. Primero negoció con Podemos, pero la propuesta de Iglesias y Errejón estaba diseñada a medida para ser rechazada. Después, a iniciativa de Albert Rivera, entablaron las negociaciones para un pacto que finalmente fue de 200 medidas una vez enmendado por los socialistas. Un pacto que cualquier otro partido estatal podría haber firmado para el cambio, con un gobierno integrado por el PSOE y sin que Ciudadanos ejerciera poder. Sólo contribuir a importantes medidas asumibles por izquierdas y derechas. Por otra parte, no sacrificó sus principios al negarse a cualquier tipo de pacto con el PP.

Podemos se ha retratado totalmente. Una exigencia de sillas ministeriales a bote pronto y sin negociar aún, un programa económico absolutamente inviable, que nos enfrentaba con la Unión Europea (¿se acuerdan de Grecia?), un gasto público que requeriría una subida brutal de impuestos a las clases medias (el cuñadismo de que el dinero de la corrupción lo paga empieza a oler a naftalina) y un afán por pretender controlar las instituciones mediáticas y judiciales. Sin embargo, en el primer debate de investidura ya se orinaron en cualquier posible pacto socialista con la famosa mención de la "cal viva" y Felipe González. A eso le añadimos la perla de llamar preso político a Otegui y la votación en contra de la PNL a favor de los presos políticos (estos sí, condenados con falsas pruebas) como Leopoldo López. En síntesis, una política barriobajera tras haberse quitado la careta de bueno que mostró en la campaña electoral.

Ciudadanos ha sido el partido que tomó la iniciativa. Presentó un pacto con muchísimas medidas a todos los niveles. No como Compromís, que aportó apenas 3 ó 4 folios y lo quiso defender como un acuerdo de gobierno. Aquí se trata de ser serios, se trata de gobernar un país o facilitar su gobernabilidad durante cuatro años. Y los 40 diputados de Ciudadanos aportaron un documento serio, respaldado por 132 diputados pero que perfectamente podría haber recibido el visto bueno de muchos más. También hay que reconocerle su sinceridad, puesto que hubiese hablado con el PP (primera fuerza) si éste no se hubiese retirado de la manera más cobarde de las negociaciones por la investidura.

De cara a estas próximas elecciones, la principal novedad es el pacto de tufo neocomunista IU-Podemos, con la intención de ser primera fuerza política en España o al menos presionar al resto de fuerzas para que les voten. Nada menos que a más de 20 partidos. ¿Eso es lo que pretende gobernar España? Lo mal que lo ha hecho el PP no hace buenos a estos. Y habría que recordar el fracaso del pacto PSOE-IU entre Almunia y Frutos en los comicios del año 2000. Buscarán la polarización, pero precisamente es más probable que suceda algo distinto a lo que todos están pensando. El 26-J.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar desde el respeto