Mientras siguen abiertas las negociaciones entre Pedro Sánchez y el resto de las fuerzas políticas con representación en el Parlamento, la pasada semana se publicó el barómetro del CIS correspondiente a enero, cuyas encuestas recopilan datos obtenidos entre los días 2-11 de enero. Es decir, aún con el recuerdo de las elecciones muy reciente, pero tratándose precisamente de la encuesta postelectoral. Desgraciadamente no tengo aún mucho tiempo para analizarlos en profundidad con el SPSS, pero sí que comentaré de forma objetiva algunas cosas que me llaman la atención.
Aproximadamente, un 62% de los encuestados califican la situación económica actual como mala o muy mala, que contrasta con las cifras superiores al 80% en los últimos años de gobierno del PP y especialmente con 2013. Pero lo que más destaca es el optimismo, pues es mayor el porcentaje de los que piensan que dentro de un año la economía irá mejor: un 26% frente a un 12% y superando también esas percepciones positivas a las negativas en los encuestados que votaron a cada uno de los partidos estatales o regionales. En cambio, la situación política se percibe como negativa para el 70% a pesar de que ese valor medio se ha reducido bastante. Pero especialmente aumenta en el caso de los votantes de IU y sobre todo de ECP y ERC, los dos ganadores en Cataluña que evidentemente responden pensando en el problema territorial. Todos son más optimistas respecto a la evolución futura de la situación política, pero muy especialmente los votantes de Podemos con un 38% seguidos de los de Compromís-Podemos con un 30%. Por lo tanto, es obvia la existencia de más ilusión en estos votantes, con independencia de las bondades de los partidos.
En cuanto a los problemas públicos, el paro se nombra por el 79% mientras que el segundo puesto es para la corrupción y el fraude con un 39,2%. Mientras que un 26% menciona a la política y los partidos como problema. La aparición de nuevas alternativas como Ciudadanos y Podemos no ha terminado de desviar las críticas contra el sistema de partidos o la política en general.
Respecto a si la gente está o no arrepentida de su voto, un 11% de los que afirmaron votar a Ciudadanos manifiestan poca probabilidad de volverlos a votar. Esa misma cifra es de un 5% en Podemos, pero más escorado a posiciones más intermedias. Ídem ocurre con el PSOE (6,5%) y con una cifra ridícula en el PP (1,5%). Esta fidelidad del voto se comprueba mejor en la pregunta directa de qué votaría si hubiesen nuevas elecciones. Un 85,3% de los votantes del PP volvería a hacerlo y un 8,7% no sabe qué haría. Ese porcentaje es muy similar en el caso de los de Podemos, si bien sólo un 4,3% no sabe si lo repetiría. Esas cifras de fidelidad contrastan por una parte con el 78% del PSOE y qué decir del 70% de Ciudadanos, con un 15% de sus votantes que no saben a qué votarían. Es más, resulta ser mayor el porcentaje de votos que del C's se va al PP que viceversa. Por último, también es muy destacable el hecho de que el 16% de los votantes de UP tengan dudas. Muy posiblemente esas personas estarían valorando el votar a Podemos en lugar de repetir voto con IU. Es más sólo un 66% afirma que volvería a hacerlo, siendo el partido con peor fidelidad de voto. Por lo tanto, parece que la tendencia es que se trasvasen votos de IU a Podemos y en menor medida de C's a PP. De momento, claro.
Sin embargo, en la simpatización cambian un poco las cifras. Un 80% de los que votaron al PP se declaran simpatizantes. Pero es mayor ese porcentaje en los del PSOE, con un 84%. En segundo lugar está Ciudadanos con un 74% y por último Podemos con 70%. Casi un 15% de los encuestados votantes declararon no simpatizar con ninguno, lo que puede interpretarse que cierta parte de los que se decantaron por Podemos procedían de los que nunca se han identificado con un partido. De forma que, en esta ocasión, sí podrían llegar a hacerlo en el futuro.
La valoración de líderes tiene su truco. Por un lado, es evidente que hay algunos más expuestos a los medios de comunicación que otros. Por otra parte, hay que tener en cuenta que se obtienen muestras representativas de todos los partidos. La coalición Podemos se divide en varios grupos y si a esto añadimos los partidos nacionalistas, es de esperar que todos estos pongan a parir a Albert Rivera en las valoraciones. De esta manera, resulta que de antes de las elecciones a posteriormente las mismas ha perdido nada menos que un punto, quedándose en 3,92. Ha sido muy, muy castigado como es de esperar por ERC y DiL, la nueva Convergencia. Sorprende también la relativa baja valoración por parte de los votantes del PP y sobre todo la de los propios electores de C's, con sólo un 6,6. Justo la misma que recibe Pedro Sánchez de los votantes socialistas, mientras que los mejor valorados internamente son Alberto Garzón y Pablo Iglesias en los que no existe ningún tipo de duda de su liderazgo. Ahora bien, es el malagueño el político nacional más valorado con un 4,68. Pero claro, ni aparece tanto en los medios como Iglesias o Rivera ni es tan odiado por ERC, Dil (aunque lo castiga), los cuatro grupos de Podemos y hasta por el PSOE, que lo aprueba.
Pasa un poco lo mismo con la ubicación ideológica de los partidos, pues al PP lo colocan nada más y nada menos que en el 8,28 (avanzando hacia la extrema derecha) y a Ciudadanos en el 6,65 que se aleja incluso del centro derecha. Para esta muestra que en términos medios se autoubicaría en el 4,63, el partido que más se ubicaría en el centro (cercano al 5,5) sería el PSOE con 4,49 mientras que más a la izquierda Podemos con un 2,26 e IU con 2,28. Sin embargo, en mi consideración el sesgo hacia la izquierda es tremendo, autoubicándose los votantes en posiciones más centristas que en comparación con los partidos.
En cuanto a los porcentajes de estimación de voto, sitúan casi todo igual sólo que el PP recupera medio punto a costa de Ciudadanos, mientras que Podemos le robaría a PSOE e IU situándose la coalición morada por encima de los socialistas. Pero ojo, no hay que sobreestimar estos resultados puesto que aparte de haberse celebrado elecciones muy recientemente, la división de la coalición en varios grupos matiza bastante la composición de estas encuestas. No creo para nada en que Podemos esté por encima del PSOE, sino más bien que la ilusión de los votantes de Podemos es mucho mayor que la de los socialistas ahora mismo. Quizás todo cambiaría con un nuevo candidato en el PSOE, al tiempo que en otra encuesta realizada con posterioridad a que a Iglesias se le haya visto el plumero con su exigencia de varios ministerios y su veto a Ciudadanos. Más relacionado este último con el miedo de que su promesa de referéndum catalán llegue a ser descartada.
A nivel de edad, los situados entre 18-24, votan nada menos que en un 25% a alguna de las marcas de Podemos, siendo el PSOE la segunda opción con 14,4%. Después van el PP con 11,4% y Ciudadanos con 10,1%. En los de 25-34, los porcentajes son muy similares sólo que bajando en el caso del PSOE y subiendo el del PP. Entre 35-44 vuelve a sacar la coalición Podemos un 25% con subida del PP y Ciudadanos y mantenimiento del PSOE. Entre 45-54 baja Podemos con 19%, sube el PSOE y el PP se sitúa segundo con 15% bajando Ciudadanos. De 55-64, quedan Podemos, PP y PSOE casi empatados por este orden a 16% con una fuerte bajada de Ciudadanos. Finalmente, entre los mayores de 65 años domina el PP con un 30%, seguido de PSOE con 19%, Podemos con 7% y Ciudadanos con 4,3%, de forma que vuelve a tener una importante bajada. En resumen, Podemos y sus marcas parecen dominar en las capas más jóvenes, compitiendo al mismo nivel que PP y PSOE en las edades medias. Todo parece controlado por el PP en las edades más avanzadas, mientras que Ciudadanos no termina con hacerse con ningún nicho: ni jóvenes, ni mayores ni de mediana edad. Sólo resulta competitivo en la franja entre 35-44, en la que realmente se observa la mayor distribución del voto.
Finalmente, en cuanto a la legitimidad del Estado Autonómico, de 2015 hasta ahora se ha recuperado algo. En todo caso, sigue siendo la opción más mayoritaria para cada partido salvo para los nacionalistas. También se asiste en general a un descenso del centralismo pero, significativamente, también a un aumento en un punto de la posibilidad de reconocer la independencia de las regiones. Un 10,6%, siendo de un 12,6% en el caso de los votantes de Podemos como marca madre, la misma en el caso de En Marea, un 15% en Compromís y 36,7% en ECP. Destaca el cero en Ciudadanos y el curioso 0,6% en el PP. La mayor aprobación del Estado autonómico corresponde a los votantes del PSOE (53%) seguidos de los del PP, que a su vez obtienen el porcentaje más alto de centralismo (25%). Los de C's, por su parte, obtienen la cifra más alta de preferencia por reducir competencias (recentralización, con 23%). En el incremento de competencias autonómicas gana Podemos aunque la mayor cifra es para ECP con 45%. En definitiva, ese aumento de la opción independentista es fundamentalmente protagonizado por Podemos y sus marcas asociadas.
Finalmente, en cuanto a la legitimidad del Estado Autonómico, de 2015 hasta ahora se ha recuperado algo. En todo caso, sigue siendo la opción más mayoritaria para cada partido salvo para los nacionalistas. También se asiste en general a un descenso del centralismo pero, significativamente, también a un aumento en un punto de la posibilidad de reconocer la independencia de las regiones. Un 10,6%, siendo de un 12,6% en el caso de los votantes de Podemos como marca madre, la misma en el caso de En Marea, un 15% en Compromís y 36,7% en ECP. Destaca el cero en Ciudadanos y el curioso 0,6% en el PP. La mayor aprobación del Estado autonómico corresponde a los votantes del PSOE (53%) seguidos de los del PP, que a su vez obtienen el porcentaje más alto de centralismo (25%). Los de C's, por su parte, obtienen la cifra más alta de preferencia por reducir competencias (recentralización, con 23%). En el incremento de competencias autonómicas gana Podemos aunque la mayor cifra es para ECP con 45%. En definitiva, ese aumento de la opción independentista es fundamentalmente protagonizado por Podemos y sus marcas asociadas.
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