El pasado jueves, el fantasma del terrorismo islámico volvió a azotar (una vez más), el corazón de Francia. En este caso optaron por Niza, donde un camión cruzó a toda velocidad por donde se encontraba una multitud de personas y las arrolló causando hasta 80 muertos y 30 heridos. No se trato de un accidente ni mucho menos, sino de un clara intención de producir lo que causó: matar a decenas de personas. Un día más tarde, ha sido reconocido el atentado por el Estado islámico. Las investigaciones siguen abiertas, pero no hay motivo para pensar que la reivindicación sea falsa. El conductor era un individuo de 31 años con doble nacionalidad tunecina y francesa y no tenía antecedentes por terrorismo, sino simplemente algunos actos delictivos. Fue abatido a tiros por la policía francesa.
El hecho de que el autor de la masacre no haya sido un terrorista reputado no es baladí. El Estado Islámico y el ISIS que lo comanda recluta gente en Occidente que por lo general no son de los suyos. No son religiosos, sino que se trata de gente que se siente marginada, repudiada o bien odia a los demás. En todo caso, víctimas. Y parece que Francia es blanco fácil para ello por la complicada integración de los musulmanes. Pero eso no quita para que los yihadistas les coman la cabeza y les obliguen o instiguen a cometer este tipo de barbaridades. Desde luego, para los terroristas no hay nada peor para su enemigo que cometer sus crímenes con gente de él mismo.
¿Qué puede hacerse para atajar de una vez por todas este problema? una cosa está muy clara: el Estado Islámico está muy vivo y tiene declarada la guerra a Occidente. El terrorismo de Isis es el auténtico problema que amenaza a la comunidad internacional y especialmente a Europa. Analizando en frío (más que en un anterior post), es también evidente que esta gente tiene demasiado dinero y de algún sitio lo recibe. No soy de los que piensa (de la forma más conspiranoica posible) que se financie directamente a los terroristas. Eso, con todos los respetos, es de ser un retrasado mental. Otra cosa distinta es que con la financiación de Europa a Estados de oriente, ese dinero sea destinado a la producción de armas. Porque, vuelvo a repetir, pensar por ejemplo que España vende armamento a los terroristas es algo absolutamente carente de fundamento y, por supuesto, imposible de demostrar con una certeza razonable. Pero eso, amigos, es el argumentario de Podemos. Como también se echa la culpa (y ahí se me escapa la risa) a Aznar, Blair y Bush. De una guerra en Irak de la que han pasado 13 años y en la que no participaron ni Francia ni Bélgica, blancos de los últimos atentados. Y por no hablar de que la mayoría de atentados los cometen en sus propios países.
Por supuesto, hay que cortarles todas las vías de financiación. Pero las indirectas son más difíciles de cortar. Cuando subvencionas a un Estado por cooperación internacional, no necesariamente se justifica el gasto administrativo o público. Y es posible que deviniera en un bloqueo contra el Estado en concreto por culpa del gobierno. Pero también habría que replantear la acción de la ONU y la OTAN. Esas críticas contra estas instituciones posiblemente tengan su parte de razón. Cualquier toma de decisión en el seno de estas organizaciones internacionales tiene que venir dotado del mayor consenso posible y no supeditarlo todo al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La Unión Europea tiene con el Consejo una modalidad más férrea en su actuación de defensa e intervención militar, que no necesariamente tiene que dar lugar a un ataque. Existen muchas otras opciones. Aquí por ejemplo se ha malinterpretado de forma injusta la postura de Ciudadanos, que encomienda la decisión que tome el gobierno español a lo acordado en el seno de las instituciones internacionales. No como hizo el PP en 2003. Las decisiones que se tomen han de ser colectivamente y no de manera unilateral. Pero hay que actuar ya.
Se necesita una cooperación policial permanente para desmantelar células yihadistas y evitar que cuelen armas en las fronteras. Pero especial atención hay que prestar a sus arsenales y campos de entrenamiento. Este tipo de edificios no se encuentran ni mucho menos en plena ciudad, sino en las afueras. Edificios que parecen otra cosa pero son lo que son. Y cualquiera de estos que se descubra en Occidente debe ser clausurado, intervenido, destruído... lo que se quiera pero no podemos dejar que siga funcionando.
Y también es necesario que de una vez por todas se adapte el pacto antiyihadista para que todas las fuerzas políticas estén unidas. Seguro que Podemos tiene su parte de razón, pero lo que no es excusable es su acusación entre líneas a Europa. NUNCA puede ser la víctima la causante de su sufrimiento, como si estuviéramos echando la culpa a la mujer víctima de violencia de género. O exactamente lo mismo que echar la culpa a los "infieles" que murieron a manos de la Inquisición. Y más cuando los países que están siendo más azotados no han ejercido ninguna intervención ni tan siquiera apoyado. Es una forma burda y lamentable de no condenar con absoluta rotundidad el terrorismo islámico.
Estamos de acuerdo con que, si queremos atajar el problema del terrorismo internacional, es preciso hacer cosas distintas a lo que se está haciendo ahora. Pero, ante todo, hace falta cordura. Y no sólo para no soltar bombas a las primeras de cambio, sino para no desviar la culpabilidad y la definición del auténtico problema.
Se necesita una cooperación policial permanente para desmantelar células yihadistas y evitar que cuelen armas en las fronteras. Pero especial atención hay que prestar a sus arsenales y campos de entrenamiento. Este tipo de edificios no se encuentran ni mucho menos en plena ciudad, sino en las afueras. Edificios que parecen otra cosa pero son lo que son. Y cualquiera de estos que se descubra en Occidente debe ser clausurado, intervenido, destruído... lo que se quiera pero no podemos dejar que siga funcionando.
Y también es necesario que de una vez por todas se adapte el pacto antiyihadista para que todas las fuerzas políticas estén unidas. Seguro que Podemos tiene su parte de razón, pero lo que no es excusable es su acusación entre líneas a Europa. NUNCA puede ser la víctima la causante de su sufrimiento, como si estuviéramos echando la culpa a la mujer víctima de violencia de género. O exactamente lo mismo que echar la culpa a los "infieles" que murieron a manos de la Inquisición. Y más cuando los países que están siendo más azotados no han ejercido ninguna intervención ni tan siquiera apoyado. Es una forma burda y lamentable de no condenar con absoluta rotundidad el terrorismo islámico.
Estamos de acuerdo con que, si queremos atajar el problema del terrorismo internacional, es preciso hacer cosas distintas a lo que se está haciendo ahora. Pero, ante todo, hace falta cordura. Y no sólo para no soltar bombas a las primeras de cambio, sino para no desviar la culpabilidad y la definición del auténtico problema.
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