miércoles, 23 de octubre de 2024

La huida hacia delante de un gobierno corrupto

El año 2024 está siendo sin duda el más ignomioso de la etapa de gobierno de Pedro Sánchez, que inició en 2018 a través de una moción de censura y se ha ido renovando en sucesivas elecciones y pactos posteriores. Nos encontramos en un escenario en el que la esposa del Presidente Begoña Gómez está imputada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios, el hermano David Sánchez está imputado por cinco delitos entre ellos malversación, el que fuera número 2 y Ministro de transportes José Luis Ábalos está a un paso de la imputación por su participación en la compleja trama Koldo-Aldama con mordidas de contratos de mascarillas, con fraude multimillonario a Hacienda, presunto blanqueo de capitales y ciertos favores privados y por si fuera poco el Fiscal General del Estado Álvaro García Ortiz está imputado por revelación de secretos. Pues bien, ante esto, el Gobierno socialista ha demostrado que le importa un comino, sino simplemente aprovechar a sus mercenarios de la prensa como son Silvia Intxaurrondo (máxima portavoz en la mascota que es RTVE), Alan Barroso, la Cadena SER, el Gran Wyoming y otros estómagos agradecidos. Pero es que también influye una sociedad española pasota y en la que el público de izquierda ha asumido el relato mantra de que todo lo que dice la derecha y los medios no comprados es bulo (término post pandémico por excelencia) mientras que las manipulaciones de la izquierda son todas ciertas.

La absoluta degradación de las instituciones públicas a las que ha colaborado tanto el Sanchismo no sería posible si no fuese porque han conseguido establecer un relato. Y es que cuando pese al escenario que he resumido, el Ministro Bolaños se atreve a llamar "delincuente confeso" a un ciudadano que sólo es conocido por ser la pareja de Isabel Díaz Ayuso (Presidenta de la Comunidad de Madrid) por firmar un acuerdo de conformidad con la Hacienda Pública al mismo tiempo que blanquea la actuación de su compañero Álvaro García Ortiz, cuando el Ministro Óscar Puente exige en lo más parecido al salón de su casa que es un plató de RTVE que dimita Isabel Ayuso por el tema de su novio que además sucedió cuando ni se conocían, cuando el Ministro Patxi López se atreve a soltar por las cámaras que ellos son implacables con la corrupción, cuando la Ministra Portavoz Pilar Alegría miente descaradamente sobre los informes de la UCO y de Begoña Gómez o sobre la modificación de la Ley que permite liberar a etarras condenados antes de 2010, cuando la Ministra María Jesús Montero exige a la oposición pedir perdón por el caso de corrupción de los ERE que el Tribunal Constitucional dominado por el PSOE, cuando el Ministro Óscar López vende como "plural" suprimir al máximo los consejeros que elige el Senado para terminar de controlar su mascota RTVE y para rematar cuando el propio Sánchez recurre a su invento de la fachosfera y la máquina del fango nos podemos dar cuenta de la bochornosa huida hacia delante de este siniestro ejecutivo.

Y es que el problema de esto y la necesaria complicidad es de una sociedad que aún así, con todo, sigue tragándose las mentiras de un partido político como si se tratase de su equipo de fútbol o de su pareja en una relación tóxica. Ya me gustaría a mí que entre el público socialista, la mayor parte gente de más de 50 años o pensionistas, existiese la misma autocrítica que por ejemplo existió en mi último partido de militancia Ciudadanos. Cualquier posición política del partido creaba un cisma, pues imagínense cuando resultaba polémica como la moción de censura en Murcia en 2021. También es verdad que la inmensa mayoría de los medios, tanto los de izquierdas como los simpatizantes con el PP o Vox aprovechaban para difundir mensajes negativos. Pero es que entre el electorado y la militancia la fidelidad siempre fue muy, muy fina. En el caso del bipartidismo, el PSOE ha conseguido arrastrar a buena parte del electorado de Podemos y de Sumar, mientras que Vox únicamente tuvo éxito en su objetivo de liquidar a CS. Y no le ha resultado suficiente, no ya porque sigue existiendo el partido populista de la derecha, sino porque es incapaz de atraer a un electorado que parece entusiasmado con Pedro Sánchez como si del flautista de Hamelin se tratase.

Aparte de la tremenda secta que ha sabido montar el PSOE, con mucho más éxito que el PP y que justifica cualquier barbaridad por antidemocrática que sea, tampoco se puede dar de lado que la oposición no escenifica una alternativa ilusionante de cambio. Y es la peor noticia que podemos tener y lo que también favorece la fanfarronería de este gobierno. Tenemos un Feijoo con peores problemas de comunicación que Alberto Casado, con menos carisma que Rajoy y qué decir en su momento de Aznar (en sus tiempos favorables). Tenemos en general a un PP que no ha hecho nada por atraer a los que hemos sido fieles a CS hasta su desaparición final. Un PP anquilosado en un público fijo pero que no hace nada por captar a los abstencionistas. Tenemos a un Vox con un Abascal que no recuerdan nada ni se parecen a otros que están triunfando como Milei (liberal, ellos no lo son) o Meloni (conservadora pero más inteligente que ellos). No hay nadie en Vox con liderazgo que articule un discurso más centrista, más liberal en lo económico y social y menos populista, que atraiga a talento y que comunique con eficacia sus visiones sobre el falso feminismo, la inmigración y el wokismo (agenda 2030). Ah, y sobre ese partido "unipersonalista" que se creó en Telegram dos meses antes de las elecciones al Parlamento Europeo, ni lo considero oposición. Más bien un juguete del PSOE para promocionarlo como espantajo, como se lo dije en Twitter a Óscar Puente y me terminó bloqueando.

En definitiva, que nadie se engañe ni se quede con las verdades a medias. Si este Gobierno sigue huyendo hacia delante es porque cree que no se va a topar con ningún precipicio que le haga poner punto y final a su régimen corrupto. Si la borregada mamporrera mediática se mantiene firme y la sociedad española dormida y engañada porque cree que "todo es mentira" (y no precisamente el programa de Cuatro), sólo una alternativa de gobierno fuerte podrá derrotar a esta banda y provocar que, al fin, caiga al abismo de la derrota electoral. Y, de paso, ser juzgada y condenada.

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