jueves, 29 de agosto de 2024

La crisis migratoria y la regularización circular

En plena tramitación de la modificación de la Ley de Extranjería, que en julio fue rechazada por la mayoría absoluta del Congreso, el Gobierno ha anunciado que planea regularizar a 250.000 inmigrantes procedentes de Mauritana al año y próximamente de otros países árabes como Gambia. Este proyecto, al parecer, se referiría a un tipo de "migración circular" en el sentido de que tendría un carácter meramente temporal. Es decir, se trataría de un flujo de migrantes de ida y vuelta que serían "formados en origen" y que participarían en las campañas de trabajos que los españoles en paro no están dispuestos a ejercer. Y lo sabemos todos: los campos y almacenes agrícolas. Aparentemente, parece un modelo de migración apropiado y que sortearía a las perniciosas mafias que tratan con mujeres y hombres. Sin embargo, este proyecto tiene no pocas objeciones sin aclarar.

La primera de ellas es, ¿cómo va a gestionarse ese tipo de formación en origen? Porque estamos hablando de gente (mayoritariamente hombres adultos) que ni conoce el idioma ni la cultura más que la suya. La segunda es, ¿de qué manera se va a trabajar en su integración?. La tercera es, ¿qué tipo de filtro si es que existe alguno se va a aplicar para no importar delincuencia?. Y la cuarta y no menos importante, ¿por qué en lugar de formar a inmigrantes en paro (o españoles si están dispuestos) y regularizar papeles de los que ya viven aquí prefieren importar a más?

Todas estas preguntas que tienen su lógica no son capaces de responderlas ni les interesa al Gobierno, pero es que tampoco la oposición está haciendo un trabajo racional para ello. En una época en la que precisamente lo irracional y emocional supera lo argumentado y sustentado en la política y en la sociedad española, hemos llegado a un nivel de mediocridad supina ante el que ética y moralmente debemos rebelarnos. Y es imperativo hacerlo desde un prisma liberal, no conservador ni socialista.

Se habla de que atraer inmigrantes es necesario para sostener el sistema público de pensiones, que para los que estamos entre 40-50 años podría sufrir graves problemas derivados de la pirámide invertida de edades, la baja natalidad y, aunque suene mal, la alta esperanza de vida. Hasta cierto punto eso es verdad, pero a la larga es imposible que sólo la inmigración lo resuelva. Aquí lo explica perfectamente el profesor Juan Ramón Rallo en este vídeo:


Por lo tanto, si queremos que el sistema público de pensiones sea sostenible habría que saber compaginar la llegada de inmigrantes con una congelación de las pensiones públicas o lo que es lo mismo, desindexarlas sobre todo ahora que la inflación comienza a estabilizarse. Igualmente, dejar de penalizar que la gente aparque sus ahorros o inversión donde quiera para obtener la mayor rentabilidad posible. Estas alternativas, desde luego, no son abanderadas por los socialistas y sus socios de extrema izquierda.

Al margen de ello, no perdiendo de vista el problema de la inmigración en sí, no cabe duda que la controversia que ya está sobre la mesa es lo relativo a la gestión de los MENA. El Gobierno, ante la brutal crisis migratoria en Canarias, Ceuta y Melilla, pretende obligar por Ley a las CCAA a que participen en el reparto de "menores extranjeros no acompañados", asignándoles según proporción de población. Esta centralización disfrazada de solidaridad (que es la palabreja que los socialistas usan como arma arrojadiza para proteger cualquier ocurrencia relacionada con inmigración) tiene su amparo en la Constitución Española. Sin embargo, no por ello deja de ser una modificación que puede conllevar muchos problemas si las CCAA carecen de los recursos necesarios.

A través del silencio y la complicidad mediática de informar lo menos posible se pretende transmitir que los MENA no están relacionado con ningún tipo de inseguridad y que son todos "niños", cuando la realidad y los pasaportes misteriosamente desaparecidos nos hacen cuestionar ambas afirmaciones. Por ejemplo, Barcelona hace tiempo que tiene un importante problema que a su vez ha motivado el surgimiento de una extrema derecha independentista por no gestionar adecuadamente la inseguridad los partidos nacionalistas tradicionales. También existen problemas en Guardamar del Segura con inmigrantes alojados en hoteles y donde el Alcalde del PSOE ha pedido ayuda al Gobierno. Este otro artículo desmiente de forma genérica que exista ningún tipo de relación entre incremento de MENA y criminalidad, pero resulta curioso que en lugar de ofrecer la evolución coja años concretos, de manera que los datos se reseñan de forma parcial e incompleta. Así por ejemplo, debería sorprender que el 20% de las violaciones sean cometidas por personas que no llegan al 2,5% de la población. Y por si eso no es suficiente, tenemos este otro informe de 2021. Estamos hablando de datos que son del Ministerio del Interior. Pero esos datos no les importan a los que más se jactan de abanderar el feminismo y que exigen políticas y medidas absurdas que no solucionan los problemas de las mujeres.

Lo que está detrás de esos datos que se pretenden ocultar por absolutamente todos los medios comprados por la izquierda y parte de la derecha es un problema (cuando no abierto rechazo) de integración cultural. Y el principal responsable es el Estado, por permitir sin filtros la inmigración irregular. Mientras tanto, el gobierno de Italia que preside Georgia Meloni ha reducido el contingente de entrada de inmigrantes, pero la opinión sincronizada se limita a catalogar esto de fascismo. Una pena tanta ignorancia e inmadurez para intentar rebatir un plan que aplica un gobierno conservador pero que es necesario: reducir la entrada de inmigrantes y cerrar esa política irresponsable de fronteras abiertas que ha permitido un efecto llamada mientras que Europa se desentiende. Ahora bien, que exista un problema de inseguridad e integración no equivale a catalogar a TODO flujo de migrantes tanto interno como externo como una amenaza porque eso sí sería incitación al odio y es un delito penal. Porque esa generalización es lo que puede hacernos perder cualquier razón para combatir la negligencia del Gobierno y el servilismo de su prensa afín.

En definitiva, mientras que no se aborde la inmigración desde un punto de vista objetivo y más complejo será imposible resolver los conflictos originados y seguirán incrementándose. Pero lo fácil, lo más sencillo y demagógico es la dicotomía de solidario o xenófobo ante cualquier crítica o bien difundir soflamas racistas por sistema. Someterse a esos discursos simplistas es de aborregados.

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