Muy pronto recuperaré este blog que lleva unos cuantos años parado. Pienso que no debería haberlo dejado tan de lado, pues hay mucho que contar y en cada una de las pestañas. Sobre todo el nefasto Gobierno de España, participado por un PSOE que a día de hoy ocupa el espacio mayoritario de la izquierda incluyendo a la extrema izquierda y que permanece obsesionado en controlar el poder judicial y el mediático, los únicos dos que le quedan una vez que dispone plenamente del poder ejecutivo y parlamentario.
Este 9 de junio son las elecciones al Parlamento Europeo. Las encuestas son terribles para Ciudadanos, que después de haber desaparecido del Congreso y del Senado, de absolutamente todas las asambleas legislativas regionales (incluyendo Cataluña después de 18 años) y haber reducido su presencia en municipios a la mínima expresión, ya sólo le queda Europa. De lo que acontezca ese día dependerá mi continuidad en el partido en el que estoy afiliado desde aproximadamente marzo de 2015.
No es fácil seguir siendo militante de Ciudadanos a estas alturas. Este blog nació con ello pero toca recuperarlo y pase lo que pase. Me da igual que me lean cuatro o cinco o nadie, volverá a ser mi bitácora política y pudiendo extenderme más que en Twitter/X donde siguen pululando miles de trolls y cafres que exhiben su odio de punta a punta del espectro ideológico.
Peperos, socialistas, voxeros, conspiranoicos de ultraderecha, podemitas, sumaristas, comunistas varios, independentistas, cantonales... ninguno se salva ni se salvará de la crítica. Sacando a relucir sus vergüenzas pero también aquellos puntos en los que realmente acierten.
Existe la mala costumbre de que si eres doctor en Ciencias Políticas, como es mi caso, estás absolutamente obligado a que tu análisis y opiniones vayan necesariamente en la línea y afirmación de cualquier hooligan promedio o random que se meta en tu conversación. Ya me ha pasado muchas veces (la última hace un mes y medio), acusándome de la manera más gratuita de que me regalen mi doctorado o mi oposición. Que por cierto, aunque en Twitter no lo diga no fue una oposición. Sino dos. Superé dos y otras cosas más que mi bio no dice pero no tengo por qué proclamar a todo el mundo y menos contarle a un trollazo que pretende dar lecciones o incluso promover el acoso.
Estoy orgulloso de lo que tengo a nivel profesional y también personal, pero en ese tipo de redes más bien procede no contar nada porque, lamentablemente, existen muy malas personas. Si bien, probablemente y le daría el beneficio de la duda, cara a cara seguramente no exhibirían tanto odio. Porque las pantallas otorgan una sensación de impunidad que valdría la pena controlar. Otro día hablaré de eso. Por lo pronto, el lunes tocan Elecciones Europeas.
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