Por qué cayó Ciudadanos
Los ciudadanos españoles y entre ellos los murcianos nos han dado la espalda. Han entendido que ya no somos una herramienta útil para transformar la política. Muchos de ellos nos reemplazaron por el PP y no sólo por una operación rastrera de captación y desintegración ejecutada de forma piramidal por Fran Hervías y con la autoría intelectual de Teodoro García. También han influido numerosos errores cometidos por las sucesivas direcciones del partido y partiendo desde la época de auge previa a obtener 57 diputados en el Congreso. El primer gran error fue pretender convertirse en el reemplazo del PP imitando al propio PP. Si te presentas como una fuerza regeneradora y lo que básicamente haces es sostener al mismo que sigue gobernando Ayuntamientos y CCAA desde eones, al final te conviertes en una marca blanca. Y más cuando el PP tiene una implantación territorial que tú no tienes y que por lo tanto le permite resurgir. Porque vamos a ver ¿qué diablos es eso de pedir apoderados en toda España para ir a elecciones en Andalucía, Cataluña, País Vasco o Galicia? ¿Cómo se quieren tener buenos resultados si no tienes ni músculo suficiente en cada región?
Por supuesto, hay otras teorías que entienden que las encuestas de 2018 (especialmente Metroscopia) previas a la moción de censura victoriosa de Pedro Sánchez alimentaban una hipótesis falsa e irreal, que verdaderamente Ciudadanos no era líder en las encuestas y que su caída vino del error de amagar con volver a pactar con Sánchez para evitar una repetición electoral que perjudicaría exclusivamente el partido. Pues bien, sea o no verdad en cualquier caso se escondía lo más importe:
La pésima autodefinición ideológica. El único amague se ha hecho tarde y mal. Vox y Podemos, (incluso Sumar), tienen perfectamente claro y comunicado su perfil ideológico. Ciudadanos cambió de socialdemocracia a liberalismo sin ser capaz de explicar lo que era eso. Al potencial votante no le llegaba correctamente el mensaje, por mucho que se etiquetase la palabra liberal. Y a eso se le une que, en realidad, personas que abracen la dimensión social del liberalismo hay pocas, muy pocas. Por ejemplo, a Ayuso le trae a cuenta estar en contra del aborto, de la eutanasia, de la gestación subrogada y otras más porque su público mayoritario objetivo no quiere eso. Dicho en otras palabras, la mayoría de los liberales económicos son conservadores en lo social. Porque sí, ser liberal-conservador no es un oxímoron. Existe. Paradójicamente, hay muchos que votan a Vox cuando estos son ultra proteccionistas con el comercio exterior, pero como hay otras banderas claras: anti agenda 2030, anti inmigración ilegal, anti feminismo del siglo XXI, anti wokismo... les da igual. En cambio, Ciudadanos no ha sido capaz de establecer unas banderas (por ejemplo no triunfó el feminismo liberal) y optó por el catch-all sin diferenciarse adecuadamente y pactar sistemáticamente con el PP en las locales y regionales de mayo de 2019.
No puede echarse toda la culpa a los medios de comunicación, pues hemos seguido teniendo entrevistas en muchos espacios y participado en debates. Sí que es cierto que en la confección de las encuestas se nos ha escondido, pero ha sido una maniobra muy posterior a la caída que arrancó en noviembre de 2019 con un batacazo espectacular y del que jamás nos recuperamos. La bola de nieve no había hecho más que rodar.
Mi participación en campañas locales
A nivel local, para mí ha sido un orgullo formar parte de la resistencia frente al imperio pepero de mi pueblo natal San Pedro del Pinatar. En las campañas dimos mucho, especialmente en la segunda de ellas que contamos con un equipo especializado (incluso con editor de vídeo) y que ya no pecaba del origen múltiple del de la primera (fusión de UPyD, Democracia Pinatarense, UCPi y algún afiliado de CS). Nos hicieron contracampañas bastante sucias con (por ejemplo) vandalización de carteles y retirada de banderines, que con el tiempo nos confirmaron que efectivamente el PP local estaba detrás de ello bajo el apodo de "payasos justicieros". Sin embargo, no conseguimos más allá de 3 concejales en cada legislatura, lo que en ambos casos nos sumió en una decepción. Ello contrastó con lo que sucedió años más tarde con Vox en 2023: 5 concejales y compitiendo con un partido independiente como AISP (que ha absorbido el voto Ciudadanos). Nunca entendimos qué había fallado, al margen de que sobreestimáramos nuestras expectativas.
Un obstáculo indudable, aparte de nuestra inexistencia de músculo social que nos deportaba menos votos en Locales que en Generales, fue, por desgracia, que fuimos incapaces de mantener un bloque fuerte y unido. En ambas legislaturas nos salió un tránsfuga: Fenoll y Ana. El primero fue un elemento discordante y muy destructivo de manera que demostró ser el peor compañero posible que se puede tener en cualquier proyecto de equipo. Lo más triste es que el partido ni lo sancionó ni lo expulsó a pesar de todo el daño que hizo. La segunda como persona era muy distinta, si bien tras la moción de censura en la Asamblea mantuvo pacientemente la silla de concejala cono no adscrita hasta que la llamaron como reemplazo de una secretaria general, tras la dimisión de su titular. Por otra parte, es preciso mencionar que en plena campaña electoral de 2019 hubo varias renuncias en la junta directiva y pasé a ejercer el cargo de coordinador. Los motivos fueron importantes discrepancias (como las mías, si bien terminé aceptándolas) con la composición de la lista. Tras una renovación de juntas directivas en 2021 seguí en dicho cargo hasta mi dimisión en 2023, tras haberme anunciado su renuncia los otros miembros de la Junta. El último experimento electoral fue en San Javier, tras la liquidación progresiva del partido en San Pedro que no presentó candidatura y el resultado electoral fue dramático al desaparecer de la corporación municipal.
Qué esperaba ser o llegar a ser en Ciudadanos
En ninguno de los años, ni tan siquiera en la previa etapa de UPyD he figurado en puestos de salida. Tanto en 2015 como en 2019 obtuvimos tres actas de concejales sin ser capaces de absorber todo el voto DPi + UCPi de 2011. Realmente me hubiese encantado ser concejal y sobre todo de San Pedro del Pinatar. Sé que hubiese sido complicado compatibilizar con mi trabajo, pues tendría que moverme de Murcia hasta el pueblo y luego volver al ser tanto los plenos como las comisiones - por exigencias de la mayoría absoluta del PP - en horario de mañana. También se añade la complejidad de trabajar "a distancia", si bien las herramientas telemáticas favorecen muchos trabajos, siempre he sentido que nunca me he ido del pueblo porque allí sigue viviendo mi madre y mucha de mi familia y continúo atento a todo lo que acontece y preocupa. En la tormentosa legislatura 2019-2023 se produjeron dos dimisiones de concejales nuestros, de manera que pasó por el pleno hasta la persona nº 5 de la lista (yo era el sexto). Esperé hasta el último momento la citación que me convirtiese en concejal, citación que nunca llegó porque no se produjo ninguna renuncia más y me quedé a las puertas de un sueño que para algunos quizá no signifique nada, pero para mí hubiese sido un honor y algo muy especial.
A nivel regional, tras pasar el partido de un pacto externo a formar parte del Gobierno, dado mi perfil de funcionario, esperaba que en algún momento se contase conmigo. Obviamente, no tenía ni la dedicación al partido ni la relevancia en el mismo que hubiese motivado un nombramiento como alto cargo, pero es que tampoco lo deseaba yo ni lo necesitaba. Mi interés era más por ser libre designado, un puesto al que exclusivamente podían acceder funcionarios de carrera, si bien me faltaba algo más: promocionar al Cuerpo Superior que era la única puerta que realmente me abría a ello. Nunca sabré si hubiese sido Jefe de servicio o incluso Subdirector general, dado que la consecución de mi promoción interna coincidió con el triste suceso de la moción de censura fallida, la expulsión del Gobierno regional de los consejeros leales a Ciudadanos y el fichaje informal de los tránsfugas por el PP. Todo esto tiró al traste cualquier posibilidad de ascenso que de otra forma entiendo que sí se hubiese materializado, pero tampoco necesitaba mendigarlo a cualquier precio. De hecho, me posicioné absolutamente en contra de los tránsfugas que no tenían ningún funcionario del grupo A-1 entre sus simpatizantes.
Mi postura hacia el partido y el trágico marzo de 2021
Durante todos estos años me he sentido perteneciente a este partido. No al mismo nivel y profundidad en todo este tiempo, dado que mi desánimo fue creciendo desde el batacazo de las Generales de noviembre de 2019. Pero nadie podrá decir que traicioné al partido, a pesar de que sé que algunos han llegado a desconfiar de mí por tener amistad con voces críticas. En los peores momentos, yo sí he estado con el partido. Como en el segundo punto de inflexión tras el anterior que supuso la fallida moción de censura de marzo de 2021. Sin duda el momento más triste, más indignante, más lamentable, mas injusto y que causó un daño absolutamente irreparable. Esa moción nos partió en dos en Murcia: los defensores de los traidores tránsfugas y los que nos mantuvimos leales al partido y creíamos que con Ana Martínez Vidal y el PSOE murciano sería posible la regeneración que Isabel Franco, sus adláteres y el PP de López Miras impedían. Insisto en que fue francamente doloroso ese mes de marzo en el que además para muchos de nosotros se rompieron algunas amistades para siempre. Me bloquearon varias personas, hubo quien me echó de todas las redes sociales posibles y hasta me ignoraba en la calle. En fin, allá cada cual con su conciencia. Hubo quien supo separar y hay buena relación, aunque ya no sea lo mismo al no compartir proyecto. Mi conciencia siempre la tuve muy tranquila en este tema y de la batalla que di en redes sociales contra el Frankenstein que habían montado en la Asamblea y Gobierno Regional no me arrepiento de nada. Y eso que también tuve bloqueos "premium" como Girauta o el mismísmo Albert Rivera. Pero desde hace un año quiero descansar de eso.
Despedida
Significar lo primero de todo que NO me voy a ir bajo ningún concepto al PP. No, esta no es otra estúpida carta como la que publicaron todos esos por encargo de Hervías y Egea. No tengo ningún interés en afiliarme a otro partido, tampoco de pagar cuota, ni nada más. Echo muchísimo de menos esos tiempos buenos, sobre todo esos eventos sociales con comidas y encuentros en los que éramos tantos y compartimos momentos especiales. Una verdadera lástima que eso vaya muriendo en la memoria para siempre con el paso del tiempo, pues todos los recuerdos no son inmortales. Por mi parte, prefiero guardar un rincón para esos momentos y personas que, en un tiempo y aunque fuese muy corto, ocuparon una pieza del puzzle de mi vida que no me arrepentiré de haber sumado. No hace falta mencionarlas (lo hubiese hecho, pero seguro hubiese olvidado muchos nombres), lo mejor es que ellos y ellas saben quienes son.