Terminó un verano 2018 que en sus últimas semanas ha asistido a una sucesión de noticias relativas a los presuntos fraudes en la obtención de másteres en la Universidad Rey Juan Carlos. Por una parte, Pablo Casado ha sido "absuelto" de ser imputado en el caso Máster en el que está siendo investigada Cifuentes. Ahora bien, es igualmente cierto que cuatro de los cinco vocales que tenían que tomar la decisión fueron en su momento puestos por el PP. Es lo que tiene la politización de la Justicia, que los mismos que tienen que revisar tu caso son en teoría "de los tuyos". Esa misma politización que desde círculos de la "nueva izquierda" se defiende porque lo impone la Constitución Española por el principio de soberanía popular.
Por otra parte, la ministra de Sanidad Carmen Montón tuvo que dimitir debido a que se descubrió que había sido otra alumna del polémico Máster. Su marcha, a buen seguro forzada por el Presidente por accidente, habría enseñado la puerta de salida al rival Pablo Casado del PP. Sin embargo, han podido ver para su resignación que ha salido de rositas mientras el gobierno socialista tacha dos ministros de los nombrados en junio.
Sin embargo, el mayor escándalo tiene que ver con Pedro Sánchez. Para empezar, su tesis no sólo no había sido publicada sino que tampoco podía consultarse, dado que se compartieron una capturas en Teseo que en realidad no acreditaban que pudiera leerse. Diversos medios solicitaron acceder a la tesis y han ido destapando ciertos detalles curiosos. Desde un tribunal compuesto por afines a fusilar una conferencia entera, copiar textos de otros autores sin citarlos e incluso autoplagiarse en un libro, sin citar nada. Cómo sería el asunto que hasta Pablo Iglesias le pidió explicaciones. Lo único que el señor Falconetti (como diría Losantos, en relación con su afición a desplazarse en avión oficial hasta para la boda de un cuñado) argumentó es que fue involuntario. Es decir, "fue sin querer queriendo" como se excusaba el Chavo del Ocho. Además, remató con un "hablar de mi tesis es enturbiar la calidad de la democracia". Así, sin despeinarse ni avergonzarse. También amenazó con querellarse contra OKDiario y todos los medios, pero se echó atrás. Porque sabe que tiene todas las de perder.
Con Albert Rivera, Sánchez se mostró mucho más agresivo y le espetó en el Congreso un "os vais a enterar". Y, lo que tiene el poder de ser el Presidente: se le acusó desde algunos medios a Albert Rivera de haber mentido en el Currículum Vitae autoasignándose un título de doctorado. Realmente, el Círculo de Economía había transcrito mal cuando realmente estaba siendo estudiante (doctorando). Esa misma denominación lo empleó en el CV del partido Ciudadanos, Parlament y Congreso de los Diputados. Con "doctorando", simplemente quería reflejar que terminó los estudios y superó los créditos necesarios, sin llegar a presentar ni defender la tesis por dedicarse a la política (empezó mucho antes que todos los rivales).
En definitiva, hemos asistido a otra estafa más de nuestro presidente #CumFraude que, si no fuera de ninguno de los componentes de este gobierno Frankenstein constituido por socialistas, podemitas, independentistas y filoetarras, sería conminado a dimitir. Como lo han hecho otros políticos en el extranjero. Pero esto es España, la España atada de manos y pies de un socialismo al que vale todo para gobernar. Incluso sugerir un indulto para los golpistas.
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