miércoles, 9 de noviembre de 2016

Donald Trump gana las elecciones en EEUU

Ayer se celebraron las elecciones presidenciales en EEUU, tras agotar Barack Obama su mandato de 8 años y para sorpresa de muchos han deparado la victoria del republicano Donald Trump frente a Hillary Clinton. El candidato republicano se ha visto envuelto en un montón de polémicas desde el momento en que anunciara su intención de aspirar a la candidatura. Comentarios machistas, racistas y en general de poco respeto le generaron una imagen de mafioso con tintes fascistas. Incluso amenazó con meter en la cárcel a Clinton si ganaba las elecciones. Y todavía más, incluso muchos miembros de su partido le dieron la espalda y anunciaron que votarían al partido demócrata. Pero su campaña ha resultado exitosa y ha obtenido 270 votos de los colegios electorales cuando el mínimo era 266. El sistema electoral americano es de carácter mayoritario, de manera que aquél candidato que obtiene la mayoría de los votos, aunque haya cinco aspirantes más, se lleva todo. ¿Qué ha pasado para que existiese este vuelco?

En mi opinión, tiene que ver tanto con ciertas líneas del discurso de Trump como de errores de los anteriores presidentes demócratas y especialmente de Barak Obama. Para empezar, no cabe duda que el problema del terrorismo islámico y los atentados no sólo no se ha atajado sino que se ha agravado. Ha sido la principal herencia del presidente saliente, que puede relacionarse con una política internacional que ha seguido siendo de intervenir en operaciones militares como Afganistán, Irak o Siria. Además, las relaciones entre EEUU y Rusia y con el conflicto de Ucrania por medio se han visto especialmente deterioradas. Y, a ese respecto, precisamente la intención de Trump ha sido la de poner paz con Rusia y alejar a EEUU de una política exterior agresiva. Incluso Putin se ha manifestado a favor del magnate. En cambio, Clinton encarnaba para muchos americanos el continuismo dentro de una escenario de alta inseguridad en Europa y que amenazaba con regresar a EEUU, debido al crecimiento imparable de Daesh.

Por otra parte, en esta campaña el cruce de acusaciones y descalificaciones ha sido mutuo, siendo sin duda una de las campañas más broncas que se recordará en Norteamérica. En los últimos días, Trump pudo aprovechar la salida a la luz de escándalo contra Clinton sobre vulneración de secretos en relación con información clasificada y que fue investigado por el FBI. Y que tendría lugar a través de correos electrónicos. Finalmente quedó en nada al ser exonerada de cualquier tipo de cargo, pero ha podido ser otra de las circunstancias que dañaron a su campaña en el último momento. Ni el vídeo de Trump en el que realizaba comentarios más misóginos que machistas le dañaron. No debería haber duda de que las acusaciones contra Clinton se hicieron precisamente para eso, para perjudicar su resultado electoral.

Anecdóticamente, resulta curiosa la premonición azarosa de un capítulo de los Simpson emitido en EEUU en el  año 2000 en que Donald Trump (presentador de televisión) ganaba las elecciones y se convertía en presidente. El título del capítulo es Bart al futuro. Podemos ver imágenes del mismo aquí:



En definitiva, frente al hartazgo, Donald Trump parece haber sido visto como la única solución de cambio en EEUU y siendo votado por latinos, mujeres, etc... Los mismos colectivos a los que insultó en vergonzantes ocasiones. Para ganar, ha recurrido a un discurso populista rozando la extrema derecha y que se ha basado más en explotar sentimientos, emociones e impulsos que ejercicios racionales. Ese modo de proceder hace que el filtro ideológico no perciba esa forma sino el contenido de lo que dice. Pero es a lo que lleva el fracaso de la política tradicional que no se renueva: al triunfo de lo antisistema. Ya ganó el Brexit en su momento hace unos meses y ahora el histriónico Donald Trump es presidente de USA. Habrá que esperar a conocer si el que muchos creen que no es más que un loco cumple con sus amenazas o si por el contrario se rebaja en las mismas. De momento, parece que su primer mensaje ha sido conciliador. Pero no nos podemos  confiar de simples cantos de sirena. Lo mismo decía Obama y su resultado ha sido decepcionante. Empezando por su sustituto.

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