No obstante, lo que más ha llamado la atención no ha sido esa comparación con la que cualquier trabajador que haya perdido poder adquisitivo debería estar de acuerdo. Lo más relevante es que apostilló que esto no hubiese sido capaz de afirmarlo en campañas electorales o mientras era político porque él quería ganar apoyos y elecciones. Esa matización es sin duda la afirmación expresa de que absolutamente todos los políticos mienten como bellacos y no defienden todo lo que realmente creen. Y, aún más si cabe, refuerza mi decisión tomada en junio del pasado año de abandonar Ciudadanos y no plantearme militar en ningún otro partido ni de ámbito autonómico ni nacional. No descarto del todo participar en alguna opción localista, pero aún así también tengo límites.
Vayamos por partes porque he mezclado un par de cosas. Por lo que respecta al sistema de pensiones, estoy absolutamente de acuerdo con lo que opina el "libre" Albert Rivera. La mejor opción debería ser un sistema de pensiones de capitalización y no de reparto, ya sea de forma pública o privada, de forma que cada ciudadano voluntariamente añadiera a su hucha personal una cantidad de dinero. Pero sobre todo mientras gobierne un infame ejecutivo como el actual que ha asumido buena parte de los postulados hiperintervencionistas de Podemos (salvo el fanatismo por dictaduras latinas), le interesa más penalizar el ahorro privado.
La pirámide invertida de población nos avisa que en un futuro podría no haber trabajadores suficientes para pagar las pensiones de los próximos pensionistas incluso con flujos de migrantes. Así que ahora el Gobierno se inventa un cuota de solidaridad que aunque en principio es para las rentas más altas nada impide que en un futuro cercano vaya reduciendo el umbral. Tal vez sería acertado que esos "patriotas" como así se autodenominan al igual que proclaman que son de izquierdas vayan uno por uno solicitando que le aumenten las cotizaciones, dado que entienden que cualquier subida de impuestos por brutal que sea les viene de vuelta.
En cuanto a la hipocresía de los políticos, por supuesto que Albert Rivera es simplemente uno más y no ha inventado la pólvora. El Rey absoluto sabemos todos que es Pedro Sánchez Pérez-Castejón, que sin embargo ha sido capaz de manejar a la perfección ese discurso cambiante con un relato triunfal que la prensa sincronizada se ha encargado de difundir. Un relato en cuya construcción y difusión ha ayudado también mucho la existencia de una sociedad... bueno, dejemos por un momento que sea Frank Cuesta el que nos lo explique.
No puedo imaginar volver a pertenecer a un partido político y tener que asumir su ideario al 100% y más después de estas declaraciones del que más admiraba, a pesar de que me tiene bloqueado en Twitter desde octubre de 2022 por mencionarlo en un comentario dirigido a Marcos de Quinto responsabilizando a ambos de la caída de diputados de 2019, sin insultar en absoluto. No bloqueó a ninguno de los innumerables fachas independentistas o comunistas y me bloqueó a mí cuando ya nadie le escribía.
De Ciudadanos he terminado por no entender su masoquismo con el bochornoso feminismo institucional que ha demostrado ir en otra dirección del feminismo social, el de las familias. ¿Por qué había que asistir a unos actos en los que una turba de totalitarios nos insulta y nos agrede? Ídem en relación con el movimiento LGTBi, siendo destruida la no discriminación por la promoción de aquelarres en los que se exhibía y se exhibe odio contra gays y lesbianas por ideología. Actualmente, tanto el feminismo como el LGTBi institucionales están contaminados del virus wokista que los convierte en dos patas del socialismo más autoritario, que no democrático. Y eso por no mencionar los millones y millones de euros que se pierden en chiringuitos y actos que no aportan nada mientras se siguen produciendo violaciones y (lo voy a decir también) denuncias falsas a hombres inocentes.
De Vox no entiendo su obcecación contra el Medio Ambiente y el cambio climático, así como contra la protección del Mar Menor incluyendo su personalidad jurídica. Todo esto entronca con una corriente negacionista de la ciencia, muy presente en la mayoría de sus simpatizantes más radicales. Por ejemplo, quien piense que las DANAS son simplemente las gotas frías de toda la vida está muy errado. Sólo hay que tener una memoria aceptable para conocer que han tenido lugar bastantes lluvias torrenciales en pocos años (2016, 2018, 2019, 2021 y 2024). Por otro lado, como solución al Mar Menor defienden la barbaridad incalificable de abrir las golas del Mediterráneo para proteger a sus lobbys agrícolas que son dominados por empresarios y terratenientes afines a Vox.
En cuanto al PP, no es más que otro partido socialdemócrata que no ha hecho nada por reducir el Estado. Es más, ni tan siquiera ha felicitado a Javier Milei por su victoria en las elecciones argentinas de diciembre de 2023. Al margen de que aún recuerde la horrorosa afrenta del PP de 2021 con los tránsfugas y la destrucción progresiva de Ciudadanos, no tiene líderes que defiendan las suficientes banderas contra este siniestro Gobierno de Sánchez. Tampoco me parece buen presidente López Miras. Hoy día pienso que lo menos malo sería votar al PP sólo para que Sánchez y su miserable banda se vayan a la calle, pero lo haría con la nariz tapada porque no hay NADIE que me convenza. En Murcia es otro cantar, pues mientras siga López Miras no pienso votarle a él ni a nadie que legitime la caciquil política local que han tenido ciertos municipios. Del mismo modo, a nivel local el PP no se va a llevar mi voto.
Y por ejercer de funcionario de carrera no quiere decir que no tenga autoridad ninguna para denunciar la existencia de un Estado elefantiásico y abogar por una reducción tanto del intervencionismo como la regulación y el gasto público. Sí, existen los funcionarios liberales. Y si no fuera por nosotros no habría esperanza ninguna. No defiendo obviamente un estado mínimo o minarquista como defendería mi admiradísimo Juan Ramón Rallo, pero sí uno más racionalizado con menos duplicidades y más eficiente. Como funcionario he leído (y recibido) muchas críticas infundadas de anarco-capitalistas y anti-funcionarios que entienden que no pago impuestos sino que son un "menor sueldo". Por esos comentarios difícilmente podría llegar a participar en el PLiB, aunque realmente no sé qué opinarían de mí en razón de mi dedicación profesional. Con todo, aunque les cayera bien, faltaría lo más importante: que sean una opción con una mínima fuerza social, que en realidad es una utopía.
¿La izquierda? De la izquierda no hablo. Podemos es totalitarismo puro, Sumar es una versión "amable y cuqui" de estos últimos y el PSOE ha absorbido todo lo peor de estos.