Celebradas ayer las elecciones anticipadas en la Comunidad Autónoma de Andalucía de 2018, han arrojado un sorprendente resultado en el que el PSOE, pese ha haber ganado como casi siempre lo ha hecho, ha pasado de 47 a 33 diputados. Ello no se ha traducido en un aumento de la fuerza electoral de Podemos e Izquierda Unida, presentados en la coalición Adelante Andalucía, sino en una espectacular entrada de VOX con nada menos que 12 diputados. De la nada más absoluta, este partido conservador ha experimentado una subida más fuerte que la de Ciudadanos en 2015. El equipo de Juan Marín ha pasado de 9 a 21, lo que son unos resultados magníficos y sólo 5 por debajo del PP de Juanma Moreno que queda con 26. La coalición de Podemos se queda con 17, lo que supone 3 menos que por separado hace casi 4 años.
Es la gran oportunidad para echar de una vez por todas al Susanismo y, sobre todo, a ese socialismo rancio que ha dominado Andalucía desde que falleció Franco y la ha sumido en el paro, pobreza y corrupción. Lo que resulta gracioso, en este escenario en el que hay cinco partidos con significativa representación, es la autocrítica cero por parte de la izquierda, que en sus intervenciones llamó al miedo por la "extrema derecha", repitiendo esa expresión constantemente. Al parecer, el hecho de que el gobierno Sánchez pactase con la extrema izquierda de Podemos y todos los separatistas (entre los que se encuentran golpistas y xenófobos de extrema derecha) es de lo más democrático porque había que echar a Rajoy y silenciar a Ciudadanos. Incluso contar con el residuo etarra de Bildu.
Especialmente curiosa ha sido la reacción de Iglesias y su grupo, prácticamente llamando a la insurrección en las calles tras los resultados democráticos y haciendo mención expresa a una serie de colectivos que sufren discriminación pero que son aprovechados e instrumentalizados de manera vergonzosa por Podemos. La extrema izquierda a la que ellos representan no permite bajo ningún concepto que otros partidos como Ciudadanos representen y defiendan a mujeres y personas LGBT. No hay más que ver las manifestaciones en las que increpan e insultan a mujeres diputadas y concejales del partido naranja. Y luego se atreven de hablar de fascismo y de dar lecciones de democracia y tolerancia.
No se enteran de la película. Valdría la pena analizar por qué ha subido tanto VOX y seguramente ha pescado votos de la izquierda. En gran parte, ha sido debido a que ha utilizado una estrategia similar a la Podemos y es captar el voto del hartazgo. Pero es que, además, la propia izquierda los ha alimentado hablando constantemente de ellos, con la intención y creencia de que así iban a dividir al PP y Ciudadanos. Y nunca se han parado a pensar que en su caladero de votos podrían encontrarse ellos. Que eventos como la manifestación comunista contra VOX en Murcia sólo servían para multiplicar votos para la formación de Abascal. Igual que las críticas y ataques contra Podemos fueron tan sumamente infantiles que sólo le hicieron explotar en 2015. Antes de que la demagogia de estos cayera por su propio peso al año siguiente y en el presente 2018.
Desde un punto de vista nacional, el hecho de que se produjese una moción de censura y se constituyese un gobierno sostenido por Podemos e independentistas, así como el reemplazo de Rajoy por Pablo Casado, son los dos factores que muy probablemente han favorecido que Abascal y su partido encontrasen los resortes adecuados no ya para Andalucía sino para toda España.
A partir de ahora, ¿qué va a pasar? Bajo mi punto de vista, Ciudadanos no debe en ningún caso consentir que continué el PSOE de los ERE. Para empezar, las cifras no dan. Sólo sería posible con una abstención en las filas de Adelante Andalucía, pero esta gente nunca votará sí a un pacto de gobierno que implique a cualquiera de C's, PP ó VOX. Pero en lugar de ese continuismo incomprensible, lo que hay que hacer es propiciar un cambio. Sin embargo, hay varias fórmulas y no todas pasan por un pacto de tres PP-C's-VOX.
Juan Marín y Albert Rivera anunciaron ayer que Ciudadanos se postularía como candidato a gobernar Andalucía. Es una estrategia muy buena, dado que relega la presión a los otros partidos y especialmente a los del pánico a la "extrema derecha". También evita que Ciudadanos se encasille como llave de gobierno y pueda quemarse por un pacto con PP y VOX y qué decir con los socialistas y Podemos. Además, el partida naranja gobernaría una Comunidad Autónoma por primera vez y de alta relevancia en España, pudiendo aprovechar esa posición para aumentar su credibilidad ya en ascenso de cara a las siguientes elecciones del 26 de mayo de 2019. Creo que es nuestro momento y hay que ser valientes. Y que PSOE y Podemos (incluso el PP) decidan: o Ciudadanos o VOX.