En el acuerdo preliminar entre PSOE y Podemos para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2019, entre otras cosas se ha pactado una subida del Salario Mínimo Interprofesional que lo establece en 900 euros. Valga, ante todo, que no me parece mal que exista una subida, pero no de forma tan brutal como cambiar de los 731 actuales a 900. Estos personajes, ávidos de poder desde las elecciones en las que perdieron reduciéndose su fuerza en votos, han preferido tirar de la portada populista. Qué más dará el impacto económico que tenga. Lo sencillo hubiese sido aprobarlo de manera escalonada, contando con el apoyo de fuerzas en la oposición. Pero no, sólo han buscado el enfrentamiento.
Lo que propuso en varias ocasiones Ciudadanos fue, aparte de establecer el modelo del contrato único fijo con indemnización creciente, el de introducir la mochila de derechos y un complemento salarial. Éste último, no tendrían que abonarlo las empresas sino las administraciones. Aparentemente puede sonar bien lo de tener un salario mínimo de esas características, pero las realidades son otras en un sistema que permanece caduco y sin reformar. Y las escasas veces que se reforma el mercado de trabajo para flexibilizarlo reciben airadas protestas socialistas y se regresa a lo de siempre.
Esta subida del SMI viene irremediablemente unida a un importante aumento de la cuota a la Seguridad Social que pagan los autónomos. Una subida que, en palabras de los defensores, sólo es una "modificación para que todos los autónomos paguen en función de sus ingresos". No, amigos. Esa expresión no se trata más que de un eufemismo. Para empezar, hay que escuchar a una voz autorizada como el presidente de la asociación de trabajadores autónomos (ATA), Lorenzo Amor. También contó en Twitter que las únicas tres alternativas que le ofreció el Gobierno pasaban por aumentar de forma importante la cuota que pagan los empresarios.
El dúo Picapiedra debe creer que todos los empresarios son ricos. Estoy totalmente de acuerdo con que aquellos que ingresan muchos beneficios paguen más, pero no en que se apriete y extraiga sangre a la clase media. En concreto, por partida doble aumentando no ya algunos sueldos sino de forma especial su contribución a la Seguridad Social. Doble circunstancia que no sólo perjudicará la economía de pequeñas y medianas empresas, sino que perjudicará a la creación de empleo. Pero claro, siempre se le podrá echar la culpa al "capitalismo salvaje" y escupir "qué malos son los empresarios".
El problema es que se aumentan las bases de cotización a la Seguridad Social suponiendo entre 40 a 150 euros mensuales más. Los argumentos más cuñadiles de la "izquierda progresista" pasan por aseverar que con lo que ganan los empresarios es lo menos que pueden hacer. Todo hecho dicho desde la más absoluta ignorancia de qué supone y conlleva gestionar una empresa. En definitiva, nada nuevo ni que sorprenda del socialismo y la izquierda española. Para desmentir tese mantra y entender la estrategia del gobierno dirigida a dividir a los empresarios, podemos leer un artículo del economista Juan Ramón Rallo que nos aporta importantes detalles con cifras y porcentajes. El acuerdo entre PSOE y Podemos, lejos de revertir el sablazo de Montoro en la época del PP, lo que hace es agravar el futuro de las empresas españolas.
En definitiva, habrá que esperar a ver si en PSOEMOS se dan cuenta del impacto que genera una subida tan brusca del SMI más allá de querer portadistas de sus medios afines y los típicos tweets demagógicos que les caracterizan.